por Silvia López
Como Eleanor Rigby, como las mujeres de los cuadros de Hopper, en este libro de cuentos hay personajes que están radicalmente solos. Hombres que viven en sórdidos hoteles y huéspedes de paso, enfermos y cuidadores de enfermos, asesinos, chorros y estafadores, gente que huye de un pasado que no se revela para abandonarse en un presente suspendido en la minuciosidad de las costumbres y los rituales cotidianos.