Retórica y tecnología

29 Feb

por Facundo Ruiz

Existen varias diferencias entre buscar y encontrar: toda búsqueda presupone un elemento anterior, más o menos deseado; todo encuentro propone una combinación, más o menos deseable. En un caso el sentido, aunque cambie, siempre se completa: se produce sentido –en la búsqueda– por llenado. En el otro, porque permanece, el sentido se compone: se produce sentido –en el encuentro– por distinción. Naturalmente, muchas veces se encuentra lo que no se busca, y casi siempre se busca lo que –se sabe– puede encontrase. Actualmente, Google y Facebook parecen tecnologías simples de algo tan evidente como buscar y encontrar. 

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El libro (spam) de charly.gr reúne una serie breve de textos poéticos “realizados mediante búsquedas en Google” (contratapa). Pero lo que se lee no es exactamente el resultado de una búsqueda, ya que “sus resultados fueron compilados y editados en forma de poemas, o tomados como punto de partida para escribir textos en prosa” (contratapa). Compilación y edición, formas de poemas y puntos de partida: ¿qué es exactamente –o entonces– lo que se lee en (spam)?

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            Cuando se introduce en Google algo como “cae la tarde y”, los resultados de la búsqueda son varios, y sin importar cuántos, el primer poema articula un conjunto que, naturalmente, repite la caída de la tarde y, en el caer repetido, la multiplica:

Cae la tarde y vos no estás, / cae la tarde y dan ganas / Cae la tarde y es hora / Caen las gotas, y la luz / Cae la tarde y las sombras / Cae la tarde y aparecen los aviones de la RAF.

El mecanismo de repetición intermitente de una idea es, retóricamente, una antigua estrategia anafórica: el ritmo de la caída, su intermitencia y goteo, como un mantra vuelve y renueva, desarrollando el proceso. La tarde anafórica del poema cae en la búsqueda sin encontrar más que la misma idea, una y otra vez, de formas distintas. Atardece en la idea, intermitentemente; y surge el ritmo, el ictus o acento rítmico: cae la tarde y cae, a tierra, el pie; como en el blues el ritmo, también el pie lleva a la tierra la tarde, y su caída se acentúa. 

Las búsquedas en Google tienen, retóricamente, esa rítmica anafórica; pero la edición y compilación de sus resultados configuran un modo de hacer: cierta poética. Componer esos resultados tan disímiles no es –sin embargo y aunque parece– como reunir sobre una mesa de disección una máquina de coser y un paraguas. Vía Google, en la pantalla se diseccionan elementos buscados o presupuestos, no tan fortuitos. Pero, de cualquier modo, allí encuentra (spam) un punto de partida y, punto: contrapunto, melodía. Surge una voz: el canto. 

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            Los puntos de partida, al tomar forma de poema, reúnen otros puntos: como un mapa, una búsqueda en Google reúne puntos geográficos distintos, no importa cuán remotos. Pero es un mapa ilegible: también en un charco de tinta están todas las letras. Y se sabe, borgiana o ciegamente, cómo mira mucha literatura: veo-veo – qué ves – un aleph. Por eso, cuando en Google se introduce “y veo a los” o “y veo a las”, surge en (spam) un cierta cartografía, con su sistema de líneas o fronteras cruzadas.

Abro el balcón y veo a los griegos / Estoy en Milán / veo a las muchedumbres y a los Marines / a los líderes, a los comerciantes, a los Estados Unidos / a los judíos de los Cárpatos. Veo

Abro y veo: la cartografía de la Net, ese Inter: enumeración y entropía. La forma de poema que adquieren las búsquedas en Google se produce, también, por acumulación de expresiones que se van compilando y editando en series. A diferencia de un cadáver exquisito –en (spam)– el resultado de una búsqueda más o menos azarosa no es aún el poema, no tiene aún esa forma “exquisita”, aunque –se sabe– “hay cadáveres” (“oldie games”). No se puede plegar la hoja y pasarla, en Google hay que desplegar las páginas y compilar los resultados, editarlos, darles forma.

Abro y veo: “en cualkier momento”, “Tursiops truncatus”, “looks renovados”, “Platico”, “tamboreo y huifa”, “tirachinas”, “pa un güen derroche”, “se iba pa lo oscuro”,  “lechuzas, y papalotes”, “Hijos míos, recordad”. La enumeración, más o menos caótica, va informando: un alto grado de entropía desautomatiza el lenguaje –se dice. Se dice que el arte es el único que transforma el ruido (esa disminución de información asociada a un mensaje) en información artística, inesperada o impredecible, pero definitiva –como O. Lamborghini; se dijo. Una red de interregnos: la retórica, esa tecnología. La lengua en (spam) se informa, entrópica: zarandea datos; se traslada: menos nómade que como un código abierto; menos abierto a encuentros azarosos que a búsquedas informadas poemas.

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            Pero no todo lo que se lee en (spam) tiene forma de poema; también –dice la contratapa– hay “textos”. Es un problema, de límites y alcances, de riesgos y renuncias. Un problema, también, retórico: esa tecnología. ¿Dónde termina el poema, esa forma, y empieza el texto, ese tejido? En cualquier caso, los “textos” de (spam) parecen referir a los tejidos que avanzan en línea recta: en prosa: “Mau Mau”, “Egipcios” y “oldie games”.

            Rectas de tejidos distintos, aquí las búsquedas de Google siguen, o persiguen, un resultado. Aquí las búsquedas pesquisan: el sentido de mau mau, o sus reglas de formación de sentido; la historia de un humo, tan egipcio y tan fumado; la infancia de un lenguaje, ese ritornelo. Son tejidos sin melancolía, urdido de memorias. La recta del tejido, como la de la búsqueda o la del tiempo, es discontinua en sus resultados, y los textos enhebran piezas menos discordantes que inquietas. Pero, ¿quién busca? ¿Quién hace relación de las búsquedas en Google? En (spam) el yo lírico –ese que dice: “yo, lírico”– es también un buscador; pero su “spider” o “web crawler” es menos maquínico que mecánico. Como si se tratara de un yo-lírico-etnográfico (etnodigital): está ahí, realiza el viaje, una búsqueda; luego compila y edita –hace relación de– esa experiencia, ese intercambio, esa dislocación.

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En (spam) de charly.gr se actualiza la relación entre lírica y sociedad, entre diario de viaje y poema en prosa, entre textos en prosa y forma de poemas. Si las búsquedas producen puntos de partida, (spam) –en ese punto– produce sus partidas, abre el juego.-

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(spam)

Charly.gr

Stanton

2011

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